viernes, 14 de abril de 2017

Vayan a rayar las nalgas de su mamá

En la mañana leí una noticia que me hizo "derramar la bilis", unos tipejos habían rayado unas letras culeras y amorfas sobre un mural muy chido que habían hecho en un puente peatonal, y no conformes con eso, le tomaron una foto y la subieron al Face con la leyenda "Ilegal hasta la muerte", mostrando lo orgullosos que estaban de su estupidez.

Una de las cosas que más me enervan en la vida es que rayen monumentos históricos, paredes ajenas sin permiso y ahora esto, me parece inconcebible que alguien tenga el enanismo mental suficiente para hacer una cosa así. Si, se que están pasando cosas peores en el mundo por las cuales debería preocuparme más y lo hago, aún así no puedo evitar sentir asco ante acciones de este tipo; pero no escribo esto sólo para quejarme, si no para tratar de entender porque lo hacen. 

Leí muchisimos comentarios (una hora y media) la mayoría en contra, pero también había muchos a favor, gente que defendía estas conductas argumentando que se trataba de una critica al gobierno, un acto de rebelión contra el sistema (obviamente no usaron estas palabras) pero en el fondo es lo que quisieron dar a entender. La verdad no creo que estos jovencitos lo hayan hecho con la intensión de dar un mensaje de sublevación de los pueblos contra el sistema capitalista, pero si creo que muy en el fondo, sin saberlo, dieron un llamado de atención a la sociedad.  

Estos jóvenes pertenecen a una clase segregada e ignorada, seguramente nadie se interesó en enseñarles valores como el respeto y mucho menos en acercarlos al concepto de arte que nosotros conocemos, para ellos el arte es algo demasiado abstracto y lejano y su única manera de acercarse a eso que les llama la atención, pero no logran comprender es el graffiti. 

El grafitti como tal tiene su historia y su trasfondo, surgió en Nueva York a finales de los sesenta y personalmente creo que fue la forma en la que los adolescentes comenzaron a alzar la voz "Mirenme, aquí estoy, también soy importante". 

Como todos sabemos los adolescentes son el sector de la población más ignorado e incomprendido, al menos en las sociedades occidentales. Todo sus problemas y sufrimiento lo tomamos a la ligera y se lo achacamos la edad, pero la cosa es que para ellos es algo real y profundamente doloroso, por ende buscan maneras de externalo.

Ahora imaginemos ser un adolescente ignorado, desarrollándose en una entorno familiar disfuncional dentro de una clase social sistemáticamente ignorada, es una panorama terrible; todas sus acciones son el resultado de un contexto bastante oscuro y muy posiblemente de un resentimiento social, pero más importante, son un grito de ayuda.

Por otro lado, una parte de mi no puede justificar sus acciones porque su "grito de ayuda" lo hicieron pisoteando el trabajo de artistas con talento y vocación; se cagaron en años de práctica, en horas de esfuerzo, en dinero de nuestros impuestos y en nuestra cara. Algunos de los comentarios que los defendían, cuestionaban nuestro enojo porque según ellos no tenía porque afectarnos, pero claro que nos afecta, se trata de nuestra ciudad y nuestras calles. Alguien hizo algo lindo en medio del caos y en menos de dos meses lo destruyeron. 

Realmente no se como explicar lo que estoy sintiendo y estoy segura que muchas de las personas que externaron su enojo ante tales acciones ni siquiera logran comprender el alcance de lo que ocurrió, simplemente saben que está mal y por eso se molestaron, pero es mucho más que eso. Para crear arte se necesita talento, práctica, constancia, disciplina, amor, sensibilidad, visión, pasión y tantisimas cosas más, como para que alguien llegue con su enorme y confundido ego a destruirlo sólo porque quería llamar la atención y lo peor es que lo logró; porque serán ignorantes y todos lo que ustedes quieran pero dentro de su pequeño mundo, ellos son la verga y los idiotas somos todos los demás aunque en realidad son así porque "todos los demás" los hemos hecho sentir menos la vida entera. 

Ayer, por ejemplo, pinté un árbol rosa y culero con acuarelas; se que jamás estará expuesto en un museo, vaya ni siquiera en el café de la esquina, pero me gustó mucho y lo pegué en mi pared y si alguien viniera a pintar algo sobre el me pondría a llorar, así que no puedo ni imaginar como se sentirán los que hicieron ese mural o quizá ni les importó y yo estoy haciendo una tormenta en un vaso de agua, ya ni sé, sólo me siento enojada.